Dar de beber líquidos al niño con frecuencia: agua, zumos, infusiones templadas poco azucaradas (las bebidas templadas reducen la irritación de las vías respiratorias superiores y hacen que el moco sea más fluido, lo que facilita su eliminación).
Limpiar bien la nariz varias veces al día, incluso con lavados nasales.
No aumentar mucho la temperatura en el interior de las viviendas. Lo ideal es alrededor de 18-20 grados.
Humidificar el ambiente.
No vestir al niño con ropa demasiado abrigada.
De noche, ponerle un pijama ligero, sin exagerar con mantas y edredones.
Bañarlo o ducharlo regularmente. La higiene cotidiana debe realizarse en un ambiente calentado de manera habitual, con agua a una temperatura adecuada; esto no es peligroso, de hecho, puede ayudar a humidificar la mucosa de las vías respiratorias.