Respirar bien es saludable, sobre todo para los más pequeños
Basta un simple resfriado o goteo nasal y el niño se vuelve inquieto, nervioso, no come, no respira bien, no duerme por la noche y mantiene despierta a toda la familia. Y es porque tiene la nariz tapada.
La nariz: el órgano fundamental de la respiración
Cada día este importante órgano respiratorio, a través de la mucosa nasal, es capaz de filtrar el aire que inspiramos purificándolo de todo lo que puede resultar perjudicial: polvo, sustancias contaminantes, alérgenos, virus y bacterias. Además, es capaz de calentarlo y humidificarlo, permitiéndole llegar a los pulmones con la temperatura adecuada.
La nariz contribuye al bienestar del niño, ayudándolo a respirar mejor y a mantener alejadas muchas de las patologías respiratorias de la infancia, como resfriados, alergias, rinosinusitis agudas y crónicas, tos, dolor de garganta y, a veces, incluso otitis.
Sin embargo, la nariz no siempre es eficiente a la hora de desarrollar su función de defensa, como en el caso de la congestión nasal, uno de los trastornos más frecuentes de las vías respiratorias superiores, causado por la inflamación de la mucosa debida a virus, bacterias y sustancias irritantes o alergénicas.
Congestión nasal: ¡qué incomodidad para el niño!
La nariz tapada es la principal causa que impide a los niños respirar bien, sobre todo a los más pequeños. Por lo tanto, es importante comprender bien qué es la congestión nasal y los mecanismos relacionados con ella. Cuando los virus, las bacterias o las sustancias irritantes agreden la mucosa nasal, esta se defiende rápidamente produciendo bradiquinina, el principal mediador de la inflamación. Esta última crea las condiciones necesarias para contrarrestar la acción de las sustancias agresivas y favorece la producción de una mayor cantidad de moco.
¿Y cuál es el resultado? Una mucosa enrojecida y más gruesa, donde el aumento de volumen provoca la obstrucción de las fosas nasales y la sensación de nariz tapada. Como si no bastase, esta situación se agrava con la acumulación de moco en exceso, haciendo que el niño tenga cada vez más dificultades para respirar libremente. La causa de la molesta sensación de nariz tapada es por tanto la reacción defensiva de la mucosa nasal a los agentes irritantes.